miércoles, 8 de junio de 2011

En la tierra de los karst



Tras unos días desaparecido, vuelvo a la carga con una nueva entrada que seguro os entusiasmará y os animará a visitar estas tierras. El motivo principal de mi ausencia, aparte de preparación de exámenes y fallos de conexión, ha sido el "viajecito" que me he metido entre pecho y espalda, visitando parte de la provincia de Guanxi, en el sur de China. Unos cuatro días de descanso con motivo del festival del barco del dragón, en los que, junto a Marianne, mi colega del departamento de francés, he visitado Guilin, Yangshuo y sus alrededores. Todo un paraíso en la tierra, lleno de actividades para hacer, y gente amigable y cordial por todos los rincones. De momento, es lo mejor que he podido ver desde que estoy en China.


Rio Li a su paso por Guilin






Pescador con cormoranes

Mucha gente coincide en que Guilin es la ciudad más bonita de China, aunque a mí, a decir verdad, no me llegó a cautivar del todo. Tampoco es que tuviéramos mucho tiempo para explorarla (apenas un día), pero la primera impresión nada más bajarnos del tren fue la que se experimenta al llegar a cualquier ciudad china… tráfico, caos, bloques de hormigón, calles repletas de tiendas…es decir, nada nuevo bajo el sol. Hace falta dirigirse a la zona adyacente al rio Li para poder apreciar los encantos de esta ciudad. La principal atracción por esta zona es el parque de las Siete Estrellas (Qixing Gongyuan), que alberga, además de un zoo, dos interesantes cuevas, llenas de estalactitas y estalagmitas. Además es posible realizar deportes de aventura, como la escalada.








Haciendo amigos, una constante durante todo el viaje

Si uno quiere de verdad impregnarse de la belleza paisajística y descubrir porque esta región atrae a tantos visitantes, hay que salir de Guilin, ya sea rumbo a Lonsheng en el norte, o Yangshuo, al sur, lugar donde nos alojamos (gracias a Sam, nuestro anfitrión de Couchsurfing, un chaval muy majete pero que apenas vimos). Este sitio si que es un pasada. Ya el simple hecho de pasear por sus calles, rodeadas de formaciones kársticas (esas montañitas que parecen sacadas de Bola de Dragón) y más limpias que en otras ciudades, merece la pena. Además, nos encantó el ambiente que se respiraba por la noche, con cientos de personas paseando, y bares y restaurantes abiertos hasta las tantas. Parecía cualquier pueblo de la costa del Sol a mitad de julio. Desde Yangshuo es posible organizar gran cantidad de excursiones por los alrededores, ya sea en barco, bicicleta o a pié, como hicimos nosotros en nuestro segundo día.


Por aquí estaba nuestra choza


Pescado a la cerveza, la especialidad local


Xi Jie, la calle más animada


Mercado de los granjeros

Una de las rutas de senderismo más popular en la región, es la que va desde Yangdi hasta Xingping, de unos 24 kilómetros. Primero hay que coger un autobús hasta Yangdi que te deja en el mismo embarcadero del pueblo. Desde aquí hay gente que opta por pillarse un barco de bambú, o bien cruzar hasta el otro lado del río como hicimos nosotros e iniciar la caminata. Las cinco horas de trayecto se nos pasaron volando. Los increíbles paisajes que disfrutamos, la amabilidad de los lugareños que fuimos encontrando por el camino, la sencillez de sus aldeas, el verdor de los campos… Una experiencia que repetiría con gusto. Las imágenes hablan por sí mismas.











Si hay una palabra que definitivamente asociaremos a nuestra visita a Yangshuo, esa es sin duda "bambú". Basta acercarse a la zona cercana al rio Li para escuchar como insistentes mujeres con sombrerillo invitan a los visitantes a probar la experiencia de montar en una barca de este preciado material. Finalmente, el último día de nuestro viaje accedimos y, tras el pertinente regateo (unos 50 yuanes por cabeza por una excursión de 2 horas debería ser lo razonable), nos montamos en una embarcación rumbo a la aldea de Fuli, un recóndito lugar conocido, sobre todo, por la fabricación de abanicos.


Vista desde la barca


Calle de Fuli




Como si el tiempo se hubiera detenido...

Exhaustos pero contentos, volvimos a Shaoxing, con la sensación de haber disfrutado de algo realmente único, no solo en China, sino en todo el mundo. Fueron muy pocos días la verdad y nos quedamos con ganas de más, pero algo es algo. Quizás el verano que viene, si sigo por aquí, regrese en busca de más impresiones y momentos para el recuerdo. Ahora toca concentrarse en los exámenes finales y el papeleo que conllevan, y de aquí a dos semanas ya estaré cerrando el chiringuito hasta el curso que viene. ¡Cómo pasa el tiempo!



"El dragón inmóvil en las aguas profundas se convierte en presa de los cangrejos."

4 comentarios:

  1. que cosas mas bonitas paco te esta hartando de ber sitios y costumbres me parece preciosa todo lo que nos enseñas por foto muchas gracias lla que nosotros no podemos ir por lo menos lo vemos asi un beso tu tia encarni

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  2. Otro beso para ti Encarni, y me alegro que estés disfrutando aunque sea en la distancia.

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  3. Mola mogollón. Manel

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  4. Tiene una naturaleza impresionante... no me extraña que allí vivan más años !!

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